
He decidido dirigiros esta carta abierta para hablaros de un tema del que todos los béticos nos debemos sentir plenamente orgullosos y del que podemos presumir con toda la legitimidad que históricamente nos asiste: el del origen y significado de los colores de nuestro incomparable club. Con los hechos que expondremos a continuación, quedará perfectamente demostrado que el Real Betis Balompié tuvo desde el primer momento de su existencia vocación de andaluz como ningún otro equipo de Andalucía. Así lo demostró adoptando por colores los gloriosos de nuestra enseña, demostrando de esa forma que es y ha sido siempre un equipo precursor en muchos aspectos de su identidad, cualidad en la que nadie pudo igualarle a lo largo de la historia. Es por eso que, en mi condición de bético y andaluz por la gracia de Dios, de la que me enorgullezco por el profundo amor que profeso a mi tierra de nacimiento, he decidido dar a la luz estas líneas preñadas de emoción para explicar, apoyado en la investigación realizada durante diez años para la elaboración de mi “ENCICLOPEDIA DEL REAL BETIS BALOMPIÉ”, los siguientes datos sobre el verdadero origen de los colores representativos del equipo de las trece barras. Llegado a este punto, he de confesar que levanto la voz con mayor fuerza, dolido por observar con amarga decepción, cómo incluso en nuestro entorno no se les explica a los béticos y, en especial a los niños, la exacta y real procedencia y el significado de los colores de nuestro Real Betis Balompié. No entiendo cómo al tratar una cuestión de índole tan importante, se siga anteponiendo, ni tan siquiera equiparando, el color de las camisetas verdiblancas que trajo de Escocia Manuel Ramos Asencio para el Sevilla Balompié, al de la procedencia de los colores adoptados en 1918 ó 1919. El hecho de que el Sevilla Balompié vistió de verdiblanco es cierto, pero como los colores del Real Betis Balompié no tienen ninguna relación histórica con aquellos, se falta a la verdad cuando se pasa de puntillas sobre la verdadera procedencia de los colores representativos de nuestro equipo sin explicarle a los béticos —sin duda, por ignorancia— que éstos provienen de los de la bandera andaluza. En el caso del Sevilla Balompié —el más antiguo antecedente de Real Betis Balompié— hay que aclarar que aquella se trataba de una época en la que los equipos sevillanos cambiaban sin reparo de colores, entre otras razones, porque adquirían los útiles necesarios para jugar al fútbol (equipaciones, botas y balones) a los tripulantes de los barcos ingleses que atracaban en el río Guadalquivir y se veían obligados a comprar lo que éstos traían no lo que, en muchas ocasiones, deseaban adquirir. De hecho, los colores verdiblancos no los perpetuó el Sevilla Balompié, sino que sólo duraron hasta que dicha equipación se deterioró sin que el Real Betis Balompié hiciera uso de ella. Está demostrado que nuestro club, con el nombre de Real Betis Balompié, empezó vistiendo camisetas amarillas y negras (definidas por “Discóbolo” como del tipo “avispa”) muy posiblemente las mismas que, el 3 de marzo de 1914, en un partido jugado contra el Gibraltar, vistió el Betis Foot-Ball Club unos meses antes de que, como es natural, quedaran incluidas en el patrimonio del club tras la fusión. A continuación, nuestro equipo, según se indica en algunas crónicas publicadas, vistió de verde oscuro y verde botella, hasta que volvió a recuperar el primitivo azul del Sevilla Balompié que utilizó durante algunos años hasta que, definitivamente, adoptó como sus colores oficiales los verdiblancos que hasta la actualidad ha venido luciendo. Llegados a este punto del relato hay que destacar un dato crucial en el tema que nos ocupa, que no es otro que en esa oportunidad no se eligieron los colores del Real Betis por un criterio de estética, sino porque eran los de la bandera de Andalucía. Sobre la elección de nuestra bandera y sus colores, puede leerse en la página 359 del primer tomo de la “ENCICLOPEDIA DE ANDALUCÍA” (Sevilla, 1979), lo que sigue: "Será en 1918, en la Asamblea Andalucista celebrada en Ronda, en los salones del Casino de Artistas, donde se determinará definitivamente la bandera de Andalucía, votándose se confeccionara en tres franjas iguales y horizontales, verde, blanca y verde, tal como en la actualidad se conoce. Debemos advertir que los colores allí elegidos corresponden a los primitivos pendones del Califato cordobés y del Imperio Almohade, que el verde no es claro, brillante o vivo, sino oscuro, tipo verde botella o más exactamente “verde omeya”. Los mismos, como puede observarse, de la bandera de nuestro Real Betis Balompié. No es por tanto una casualidad que en las fotografías que se conservan del Real Betis Balompié de 1919, el equipo vista ya de verdiblanco. Repárese también en el modo en que se manifestó el legendario Andrés Aranda en la revista “AHORA”, en el transcurso de un reportaje realizado a los cuatro equipos que habían logrado clasificarse para la final de la Copa de España de 1931. A la pregunta de:¿Qué simbolizan los colores blanco y verde del jersey de ustedes?: ,Aranda respondió sin dudar: "Son los colores de la bandera andaluza y los venimos usando desde que empezamos a jugar". Naturalmente, el bueno de Andrés no estaba al tanto de cuándo se aprobaron los colores de nuestra bandera andaluza. Pero, de lo que sí estaba seguro el admirable jugador bético, era de dónde procedían los colores que el defendía cada domingo sobre el campo con el orgullo y el honor de su condición de bético y andaluz. Por todo lo hasta aquí expuesto, yo os digo béticos de Andalucía, que debemos sentirnos orgullosos de que nuestro club decidiera llevar en su uniforme antes que ningún otro equipo los colores de nuestra hermosa enseña regional. Un hecho que hay que proclamar y difundir desde cualquier foro, medio o publicación que se disponga por tratarse de una seña de identidad que los béticos debemos llevar a gala desde que nos confesamos seguidores de un equipo tan incomparable como el nuestro. No paséis, nunca jamás, de puntillas sobre un aspecto tan importante de la personalidad inigualable de nuestro club, sino pregonadlo por donde quiera que vayáis con toda la fuerza de vuestro corazón. En especial, cuando se trate de instruir en tan importante cuestión a vuestros hijos y a otros niños a los que aleccionéis sobre el carácter sentimental y genético de nuestro Real Betis Balompié. Decidles que nuestro equipo vive y siente en andaluz por ser el genuino representante futbolístico de nuestra tierra. Es innegable que, de 1912 a 1914, el Sevilla Balompié vistió de verdiblanco. Pero en modo alguno se debe olvidar, que aquello fue un hecho circunstancial, porque los colores del club más grande que han visto los siglos son los de la bandera de Andalucía. Así se demuestra observando que el Real Betis Balompié es el paradigma de todo lo andaluz, cualidad que se recoge en la filosofía e idiosincrasia que heredamos los béticos desde el mismo momento en que aceptamos al Real Betis Balompié como nuestro equipo preferido. Esa es la razón por la que el que suscribe, con toda la profundidad de su sentimiento bético y andaluz, llegada la hora de componer un himno dedicado a nuestro club, no dudó en escribir la siguiente letra para su estribillo: Son sus colores seña de identidad el blanco y el verde de su Comunidad, hermosa bandera fiel a un ideal símbolo glorioso de esperanza y paz.
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